En busca de atraer a estas fuerzas, el líder socialista prometió promover el uso del catalán, vasco y gallego en las instituciones de la Unión Europea (UE), cuya presidencia temporal ejerce actualmente España, una reivindicación de los nacionalistas.
El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, y su rival de derecha y líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, ratificaron sus intenciones de ser electos como máximos líderes del país a partir de mañana, cuando asuma el nuevo Parlamento y se inicie el proceso para formar Gobierno tras las elecciones de julio.
Al reunirse con los diputados y senadores socialistas que ganaron bancas en los comicios, Sánchez exigió a Núñez Feijóo que deje de reclamar la investidura porque carece del apoyo necesario en el Parlamento, pese a que él tampoco lo tiene todavía.
“El PP debe ser capaz de entender y de respetar nuestro sistema parlamentario, aceptando algo tan básico y tan legítimo como que en España gobierna quien obtiene más apoyos” en el Parlamento, dijo Sánchez, que aspira a ser investido con el respaldo de Juntos por Cataluña (JxC) y otros partidos regionales independentistas.
En busca de atraer a estas fuerzas, el líder socialista prometió promover el uso del catalán, vasco y gallego en las instituciones de la Unión Europea (UE), cuya presidencia temporal ejerce actualmente España, una reivindicación de los nacionalistas.
“España habla en castellano, pero también habla en catalán, en euskera, en gallego”, dijo Sánchez, en mejor posición para recabar los apoyos necesarios para ser presidente del Gobierno, pese a que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) obtuvo 16 diputados menos que el PP (121 por 137),
“Vamos a impulsar su uso en las instituciones comunitarias como un compromiso que voy a desplegar a lo largo de la presidencia española de la Unión Europea”, señaló.
El PP fue el más votado en las elecciones del 23 de julio, pero no llega a la mayoría absoluta de 176 de los 350 escaños del Congreso de los Diputados, la cámara baja del Parlamento, ni siquiera con las bancas de sus aliados del partido de extrema derecha Vox.
El PSOE de Sánchez y sus aliados de la coalición de izquierda Sumar tampoco reúnen esa cantidad de escaños, pero tienen chances aritméticas de alcanzar la investidura aliados con las fuerzas independentistas.
El nuevo Congreso, el número XV desde el retorno a la democracia tras la dictadura franquista, en 1975, quedará instalado mañana cuando se elijan sus autoridades, a propuestas de los líderes de los partidos con representación parlamentaria.
Una vez instalado, el rey Felipe VI, el jefe de Estado español, nominará a un candidato a la presidencia o jefatura del Gobierno, que le será propuesto por el nuevo presidente de la Cámara de los Diputados.
Para ser electo presidente del Gobierno, el nominado deberá obtener la mayoría absoluta en una primera votación en la Cámara de los Diputados o una mayoría simple en una segunda votación 48 horas después.
Si nadie logra el respaldo necesario, España deberá repetir las elecciones dentro de los seis meses siguientes.
Antes de que el rey inicie su ronda de consultas con los representantes de los partidos, Sánchez ratificó a su Grupo Socialista su intención de “solicitar la confianza del Parlamento para formar un Gobierno progresista que consolide en España los avances”.
A su juicio, la alianza de PP y Vox fue derrotada en las elecciones generales y no cuenta con votos suficientes para lograr la investidura, y por ello pidió a Feijóo que no “presione” al rey ofreciéndose para una votación que no va a ganar.
“Esta no es la hora de presionar al jefe del Estado, ni de cábalas mágicas, es la hora de la democracia parlamentaria”, recalcó el líder del PSOE, en el poder desde 2018, informó la agencia de noticias Europa Press.
En otro guiño a los nacionalistas catalanes, Sánchez propuso como candidata a presidir el Congreso a la catalanoparlante Francina Armengol, antigua presidenta regional de la región de las Islas Baleares, muy próxima culturalmente a Cataluña.
El líder de JxC, Carles Puigdemont, que está exiliado en Bélgica y es reclamado por la Justicia española, exigió hoy “hechos comprobables” y no solo promesas a Cataluña a cambio del apoyo a Sánchez de sus siete diputados electos.
Puigdemont está exiliado en Bélgica desde que, cuando era presidente de Cataluña, adoptó una declaración unilateral de independencia de España luego de un referéndum secesionista que la Justicia española había declarado ilegal.
El líder catalán y su partido reclaman un nuevo referéndum de independencia para Cataluña y una amnistía general para todos los encausados por el intento secesionista de 2017, que estuvo rodeado de grandes manifestaciones y, en algunos casos, de disturbios.
“No podemos avanzar nacionalmente a base de promesas formuladas por quien siempre las incumple, por lo que son necesarios hechos comprobables antes de comprometer ningún voto”, escribió Puigdemont en la red social X (ex Twitter).
“No tenemos ninguna confianza en los partidos políticos españoles, toda precaución es poca”, añadió.
En Madrid, Feijóo también reunió a la nueva bancada del PP en el Parlamento y reiteró que también buscará ser investido por considerar que la mayoría de los españoles no merecen ser gobernados por independentistas y separatistas, al tiempo que insistió en que era lo que correspondía porque el PP fue el partido más votado.
“Que la mayoría de las Cámaras estén bajo el mando independentista y separatista sólo tiene una responsabilidad, la del PSOE y Pedro Sánchez. La mayoría de los españoles (…) no merecen esto. España no merece un presidente del Gobierno que quiera serlo otra vez incluso después de perder las elecciones”, declaró.
Además, propuso a la actual portavoz de su partido, Cuca Gamarra, para presidir el Congreso de los Diputados.
Feijóo insistió en que su formación va a presentarse a la investidura, pero añadió que necesita continuar con las negociaciones.
“Hemos aceptado que hemos ganado, pero no tenemos la mayoría absoluta, y hemos entendido que debemos de negociar con otras fuerzas”, dijo.
“Para que los intereses generales de España estén por encima de los intereses de los partidos, para que la Constitución siga siendo la norma básica de cohesión territorial y solidaridad, y para que el estado de las autonomías quede blindado”, agregó.